Actualmente tenemos vigente un Reglamento de Armas que es uno de los más restrictivos y complicados de Europa y del mundo civilizado. Por eso cuando nos llegaron los primeros rumores de un posible cambio se nos encendió una pequeña luz de esperanza a pesar de la sospecha, conociendo a la Administración, de que la situación todavía podía empeorar y por desgracia así ha sido. Hace poco más de un mes hemos conocido el borrador de este nuevo Reglamento, hasta entonces llevado con secreto, al que ADECANA ya ha presentado varias y razonadas alegaciones, no sabemos quien o quienes lo han redactado pero no han contado con la colaboración ni han buscado el consenso con los diferentes sectores implicados. ¡Que gran diferencia con Francia! También ellos están, actualmente, redactando un nuevo Reglamento de Armas, el que tienen vigente data de 1939, pero su Gobierno, desde el principio, está manteniendo reuniones con todos los sectores implicados, cazadores, tiradores, fabricantes y comerciantes, buscando su colaboración y consenso. El nuevo proyecto francés es suficiente para el control necesario de las armas pero a su vez es sencillo, fácil de aplicar, respetuoso con los ciudadanos honrados y con sus libertades. Es todo un ejemplo que nos llena de envidia. España, para nuestra desgracia, sigue siendo diferente de Europa.
Estamos de acuerdo en que en todo país civilizado debe existir un control eficaz de las armas, como existe de los coches, motos, viviendas, etc. Pero el Reglamento de Armas debe ir dirigido principalmente a la prevención y lucha contra la delincuencia violenta y a la erradicación del tráfico ilegal de armas (estas facetas parece que son difíciles de conseguir) pero no a hacer la vida imposible al ciudadano, industrial o comerciante honrado ni a complicar la labor de la Guardia Civil que es la encargada de hacerlo cumplir.
Ya sabemos que con armas se cometen delitos, la inmensa mayoría de las veces son armas ilegales, de extraña procedencia, pero también se cometen muchos delitos y muy graves con vehículos (exceso de velocidad, altas tasas de alcoholemia, etc.), cuchillos de cocina, bastones, hachas, etc. incluso con las manos. ¿También deberíamos ser restrictivos con estos elementos? Prevengamos el delito y castiguemos al delincuente pero no al honrado y legal ciudadano.
Solicitamos a la Administración respeto por la inmensa mayoría de los ciudadanos y por una industria que tiene un gran prestigio internacional y sustenta muchos puestos de trabajo. Elaboremos un nuevo reglamento, eficaz, sencillo, respetuoso con las libertades de los aficionados a la caza y el tiro, positivo para los fabricantes y comerciantes de armas, con diálogo y consenso entre todos, no con su imposición desde un despacho que puede estar muy alejado de la realidad.