La biodiversidad global —la amplia variedad de ecosistemas, especies y genes— está amenazada. El ritmo de extinción de las especies es muy elevado: supera entre 100 y 1.000 veces su ritmo natural.
Dentro de la UE, solo el 17% de las especies y hábitats y un 11% de los ecosistemas protegidos evolucionan bien. El resto sufre la presión de la actividad humana, principalmente, o está disminuyendo. Así, la cuarta parte de las especies animales se encuentra en peligro de extinción, entre ellas la foca monje del Mediterráneo, el lince ibérico y la rana cerigensis.
La pérdida de biodiversidad constituye un daño importantísimo para los sistemas naturales de los que dependen nuestras sociedades y economías. Junto con el cambio climático, es el principal desafío medioambiental al que se enfrenta el planeta.
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