Desde que en la ficción de los dibujos animados Disney, un cazador matara a la cierva madre del tierno Bamby, este colectivo no se ha visto en hora buena. En otros tiempos el cazador mataba al lobo de otro cuento, -el de caperucita- salvando a la abuelita del lupus canis, y claro, entonces era bueno. Pero de eso ya no se acuerda casi nadie, hoy en día lo que mola es, darle caña al cazador por norma y en cualquiera que sea la modalidad practicada. Para esta sociedad ñoña, el cazador es un depredador insensible, bárbaro y digno del mayor rechazo. Si me lee algún cazador, sabrá que no exagero lo más mínimo. Y me explico.
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