Es una de las piezas más populares, pero muy probablemente los antiguos canarios lo desconocían.
Mario Hernández Bueno A principios del XX, el antropólogo René Verneau anotó que, "a pesar de no comer de la caza, los grancanarios sienten pasión por ella. Se apoderan de los conejos de la misma forma que en Fuerteventura, o sea, con la ayuda de un galgo y un palo. En la mayoría de las casas se encuentra un viejo fusil, todo desmembrado, con frecuencia arreglado por medio de un bramante..." En Fuerteventura llegó a constituir una plaga terrible.
Leer más aquí