La aparición del nuevo borrador para la modificación de la Ley del Deporte de Galicia supone, una vez más, la apertura de una época de turbulencias para las sociedades deportivas de caza. Turbulencias provocadas por la dificultad de encajar una actividad ancestral y recreativa, como dice la Comisión europea, como la caza, al maravilloso mundo de la competición, y la práctica deportiva tan alejada de la realidad de la caza social gallega. Sencillamente porque la Ley del Deporte no esta hecha para la Caza, y su mundo.
Son muchos los cazadores y colectivos que defienden la total desvinculación de la caza del mundo del deporte, respetando la realización de competiciones por parte de aquellos cazadores que quieran desarrollar esa faceta exclusivamente deportiva como un complemento de la caza ancestral y recreativa. Pero lo que carece de lógica alguna es que se pase al extremo de pretender quitar la identidad natural de la caza y convertirla al cien por cien en una actividad deportiva para pasar después a incluirla dentro de la legislación del medio ambiente, de los aprovechamientos de los montes o de la protección de la naturaleza; lugares todos ellos donde encaja como un guante el mundo de la caza social de Galicia sin mayores problemas, porque en realidad forma parte de todos ellos. ¿Pero alguien se ha preguntado el alcance real que tiene para la caza y los cazadores su inclusión total en el mundo del deporte?
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