sábado, 19 de enero de 2013

Respeto por la caza


Cuando hace ya varias semanas saltó a la prensa generalista la foto del consejero de Turismo de Baleares con unos testículos de venado en la cabeza y la cara ensangrentada, el teléfono de nuestra redacción no tardó en sonar.
Compañeros de una cadena de televisión nacional nos llamaron para que, desde esta revista, explicásemos en qué consistía el ritual iniciático que, según ellos, cumple todo cazador al estrenarse. 

La premura que exigía la grabación y el hecho de encontrarnos en pleno cierre de la revista impidieron que finalmente pudiésemos atender su petición. Y, si he de serles sincero, hasta lo agradecí. ¿Cómo explicar a un telespectador que no conoce la caza que eso forma parte de la tradición montera? ¿Cómo defender esa imagen del consejero envuelto en sangre y mondongos con los testículos del venado puestos por montera? Una imagen vale más que mil palabras y, en este caso, por muy bien que uno argumente, jamás podrá justificar esa desafortunada instantánea ante alguien que no esté familiarizado con el mundo cinegético. No se puede y, en mi caso, tampoco me apetece. 

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