La temporada se desarrollará en mayo en el Parque Nacional
D. MILLET El Cabildo de Tenerife ha abierto el plazo de los permisos para la captura del muflón en el Parque Nacional del Teide, la única especie de caza mayor de la Isla. La temporada se desarrollará en principio el próximo mes de mayo y se podrán apuntar los profesionales con licencia de Clase A.
Esta convocatoria se repite cada año desde 1977, siete años después de que esta especie fuera introducida en Tenerife. El Cabildo sorteará las áreas con permiso para la caza del muflón, de tal forma que cada cuadrilla tenga una zona asignada. El muflón se introdujo en el año 1970 con fines cinegéticos. Su población actual se estima entre los (70-125) ejemplares de escasa calidad cinegética. Desde 1977 se caza con rifle.
El muflón en Tenerife no tiene ningún depredador natural, según la información del Cabildo. Su caza se programa y vigila estrechamente por esta administración. A raíz de las obligaciones legales para la conservación de la flora endémica del Parque Nacional del Teide y del Parque Natural de la Corona Forestal, por los problemas que causa el muflón, se optó por su erradicación a largo plazo.
Cazar un ejemplar, sin embargo, no es nada sencillo. Esto aclara Antonio Porras, presidente de las asociaciones de caza de Tenerife. "Son muy rápidos, se mueven entre la cima y los pinares, y son difíciles de localizar", senaló Porras, quien recordó que incluso usan tácticas para eludir la persecución de los perros.
El muflón macho es el más codiciado por su tamaño y peso, de entre 50 y 55 kilos. Posee unos cuernos curvados hacia atrás que pueden llegar a clavarse en el lomo. La hembra, de menor tamaño, pesa unos 30 kilos y rara vez posee cuernos. Su olfato le sirve para detectar fácilmente al cazador. Se distribuye en Tenerife por el Parque Nacional del Teide y La Corona Forestal, por las cumbres de la franja norte desde los 1.800 a los 2.300 metros, y por las cumbres de la banda sur, donde es más frecuente, desde los 1.400 hasta los 3.100 metros.
Fuente: La Opinión de Tenerife