Ante
la noticia de más de setecientos (700) jabalíes cobrados por unos pocos puestos
en dos días consecutivos de «montería» en una conocida finca
castellano-manchega, queremos manifestar que esos abates se nos antojan
inconcebibles para una modalidad de caza que se debe distinguir por su nobleza
y por ejercerse sobre caza libre, salvaje y carente de la ayuda de artificios.
Para el Real
Club de Monteros estos actos suponen un menoscabo de la imagen de la caza
ante la sociedad, que contemplará estos hechos como una auténtica barbarie, ya
que unos lances equilibrados y respetuosos con las piezas, se convierten en
este caso en la acción de una auténtica carnicería de difícil justificación y
profunda inmoralidad. Esto puede colocar al sector
cinegético y en concreto a los aficionados a la montería, en una muy incómoda
posición de imposible defensa por su parte.
En la actualidad, creemos que en el colectivo de
cazadores y monteros estamos tratando de presentar ante el resto de la sociedad,
el ejercicio de la caza como una sabia explotación de los recursos naturales,
estimando que la fauna cinegética constituye una riqueza que debe ser
preservada y transmitida intacta a las generaciones venideras. Actualmente no
puede concebirse más que asociada a una acción de conservación y de gestión
razonable.