MARÍA GONZÁLEZ | Adeje
El Barranco del Infierno, que prevé reabrir sus puertas a senderistas y amantes de la naturaleza de todo el mundo antes de final de año, es considerado una de las Reservas Naturales Especiales más espectaculares de la isla de Tenerife.
Se trata de un espacio protegido de 1.843 hectáreas situado en el municipio de Adeje y se caracteriza por la presencia de hondos barrancos, de los cuales el más conocido es el Barranco del Infierno. Además cuenta con otros accidentes del relieve como el Roque del Conde, El Imoque y El Abinque.
El recorrido por el sendero descubre un paisaje de contrastes enmarcado por la verticalidad de sus paredes, que parecen cerrarse a medida que el visitante avanza, y se sumerge en la espesura que le lleva a su interior, ya que se trata de una profunda garganta natural de escarpadas laderas, esculpida por el paso del tiempo y la erosión producida por el agua, uno de los elementos naturales que lo caracteriza, durante más de siete millones de años.
El barranco cuenta con una importante afluencia de agua casi permanente durante todo el año que se ve reflejada en la abundante cascada de 200 metros de altura que se encuentra al final del sendero, donde los caminantes quedan maravillados con la atmósfera que crea el incesante chorro de agua que permite refrescarse, y darse un baño a todo el que llega cansado para superar las cuatro horas de camino.
El sendero que conduce al espectacular paraje y que actualmente se encuentra cerrado, se limitaba a 200 personas al día con el objetivo de proteger el entorno y preservar los encantos evidentes del lugar. El recorrido por el mismo se iniciaba a 350 metros sobre el nivel del mar, en los altos del mismo pueblo de Adeje, en un lugar que cuenta con un mirador de piedra y que proporciona una magnifica panorámica del paisaje.
El primer tramo, en zonas más altas y secas, discurre por una ladera poblada de tabaibas y cardones, más abajo, cuando el terreno se torna más húmedo por la presencia de agua los sauces ocupan el cauce del barranco.
Este entorno natural cuenta con una gran biodiversidad en la que conviven dragos, sabinas, peralillos y acebuches en las zonas más altas. En el borde superior de las accidentadas paredes encontraremos un hermoso pinar de pino canario, mientras que en el cauce del barranco esta poblado por verdes sauces y otras especies vegetales que sobreviven gracias a la gran humedad con la que cuenta el fondo del despeñadero. En cuanto a la fauna, si accedemos al barranco de día podremos encontrar un gran número de animales como cuervos, aguilillas, cernícalos, alpinas o ranas; pero al atardecer la mayoría de estos animales se van para descansar y dejan paso a otros como murciélagos, lechuzas y otras especies nocturnas.
A pesar de su aterrador nombre, el Barranco se asemeja más a un paraíso que, aunque afectado por las lluvias, ya cuenta con un plan de saneamiento para que podamos continuar disfrutando de este paraje natural.
Fuente: diariodeavisos.com