Tras la desveda, ya habremos tenido un primer contacto con el acotado y con las especies, y a tenor de estos primeros datos parece ser que esta temporada puede volver a ilusionar a los cazadores, con nutridos bandos de perdices y abundancia de conejos y liebres.
Pero lejos de crearse falsas expectativas, es necesario un trabajo técnico de campo, que permita corroborar estas percepciones, valorar el estado real por el que pasan las especies de caza menor en cada acotado y programar el número de capturas de cada especie que se podrán extraer de forma sostenible. Para ello, el técnico especialista en gestión cinegética utilizará el método de censo más adecuado a las condiciones de ese terreno, que con el apoyo de herramientas estadísticas permitirán estimar con escaso margen de error la situación en la que se encuentran cada especie en ese acotado.
Conocidas el número de capturas, llega el momento de distribuir ese cupo entre los cazadores que van a participar en la caza. El establecimiento de un número limitado de jornadas en las que se puede cazar cada especie, de los cupos por especie y las demás limitaciones, contribuirán a asegurar el cumplimiento del plan de caza. Sin embargo, un factor fundamental para el ajuste será conocer el rendimiento medio de los cazadores de ese acotado, estimación que se puede realizar con la información de temporadas anteriores.
Una vez establecido el plan de caza es necesario supervisar su ejecución práctica. Para ello será necesario un seguimiento minucioso que es complejo, como consecuencia tanto de la dispersión de los cazadores a la hora de practicar la caza, como del individualismo que rodea su práctica, tanto si se caza en solitario como en cuadrilla.
Las herramientas del gestor serán la realización de encuestas post-caza a los cazadores o cuadrillas de cazadores y la recolección de fichas de caza y muestras biológicas de los animales capturados, que aportan una información fundamental. Así, la superficie utilizada por cada cazador o cuadrilla, la presión cinegética, entendida como el número de hectáreas disponibles por cazador y día así como los días hábiles para la caza, serán los aspectos que se deben cuantificar a partir de las encuestas post-caza. Por otro lado las capturas de especies de caza y el rendimiento cinegético junto con la abundancia post-caza de cada especies serán otras variables que se obtendrán. A la hora de cuantificar las extracciones, se hace necesario definir una nueva variable que denominaremos "rendimiento cinegético", que representa el número de capturas de una especie por unidad de superficie. Habitualmente utilizaremos como unidad superficial las 100 hectáreas.
Otros aspectos relacionados con la práctica de la caza, como el número de cazadores que componen la cuadrilla de caza, el númerode perros que colabora con la cuadrilla de cazadores, o el número de perros por cazador, junto con detalles relacionados con la actividad del grupo de caza, como la hora de inicio y la conclusión de su actividad, sin olvidar las horas a las que se producen las capturas entre otros, serán variables de información importantes para el gestor.
El número de piezas vistas por jornada frente al número de piezas capturadas y el número de ejemplares heridos o no cobrados, centrarán el último bloque de variables que el gestor necesita para acercarse al conocimiento de esta actividad en la zona de estudio.
Con todo ello, el gestor asesorado por un técnico especialista en la materia, tendrá un conocimiento preciso y riguroso de la situación por la que pasan las especies y del efecto que la caza tiene en cada una de ellas, asegurando la sostenibilidad de este aprovechamiento..
Fuente: HeraldodeSoria