miércoles, 21 de octubre de 2009

Compromiso, democracia y menos quejas

No resulta, por triste, menos sorprendente comprobar la cantidad de gentes desconocidas, sin mérito reconocido y venidas de la nada que, todos los días, “parten el bacalao” en esto de la caza, sin que nadie los haya llamado y mucho menos elegido. Nacen por generación espontánea. Los hay hasta que ni cazan o no son cazadores o tienen otros intereses ajenos, paralelos o divergentes a los cazadores y, sin embargo, deciden por nosotros y, de paso, hacen carrera.
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Cada vez que escucho o leo a un cazador quejarse de su situación, de los ecologistas, de las administraciones, de las empresas cinegéticas y de todos aquellos que chupan del bote de la caza a costa nuestra, siento pena y vergüenza ajena al mismo tiempo. Seguramente es que no nos damos cuenta de que, en plena democracia, aquello de que venga otro a resolver mis problemas ya no funciona. Los cazadores españoles, como herencia genética inextirpable, seguimos emperrados en buscar constantemente quien nos salve y nos proteja de nuestros males a cambio de pagar una tarjeta, cuando la realidad dice que la contraprestación que cedemos no es otra que renunciar a nuestro protagonismo y aceptar suplantar nuestros derechos, cuando no que sean soslayados totalmente.
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Tengamos claro que, los cazadores, hemos de buscar defender nuestros derechos comunes, junto a los demás colegas y compañeros, como tales, dentro de entidades democráticas y que funcionen con reglas democráticas, aunque, naturalmente, no quede mas remedio que comprometerse y dar la cara, en vez de lloriquear y de buscar salvadores, en los casos en que esos otros sectores nos fastidian o atacan por algo. No sirve esperar que las federaciones deportivas de la caza nos arreglen los problemas porque si, por la tarjeta, sencillamente porque el problema es que su funcionamiento deja mucho que desear, desde ese punto de vista democrático y, por lo tanto, ni nos sirven, ni nos representan. De servir a alguien se sirven a si mismas y, con ellas, prosperaran y vivirán de la caza esas otras gentes que nadie ha elegido. Jamás defenderán nuestros derechos, sino los suyos, aunque en ocasiones tengan que aliarse con esas entidades de quienes tanto nos quejamos, nosotros, los supuestamente representados, los cazadores, que ni somos electores ni elegibles por obra y gracia del deporte (?).
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No se puede aceptar por mas tiempo este estado de cosas donde la bandera de "todo por la caza, ....... pero sin los cazadores", es la que lleva muchos años vigente y se practica habitualmente. De consentir esta situación la queja no se sostiene.
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José A. Martinez
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Fuente:http://dietario-del-solitario.blogspot.com/
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ACEC Por la Caza y su Preservación