domingo, 13 de julio de 2014

La Gomera cumple dos años como Reserva Mundial de la Biosfera

El 11 de julio de 2012, la UNESCO aprobó en París la declaración de la Isla como tesoro natural, convirtiéndose en la sexta Reserva de Canarias


Hoy hace dos años exactamente que La Gomera fue declarada Reserva Mundial de la Biosfera. Pese a las dificultades sufridas por la Isla durante este tiempo, sigue apostando con fuerza por los compromisos adquiridos de preservación y sostenibilidad. He aquí un viaje de ida y vuelta entre París y La Gomera.

París, 11 de julio de 2012

La UNESCO aprobó, hace justo dos años, la declaración de La Gomera –la isla en general y parte de sus espacios marinos- como Reserva Mundial de la Biosfera, convirtiéndose desde entonces en la sexta Reserva de Canarias y la número 45 del territorio español.
Desde París, la consejera de Desarrollo del Territorio, Ventura del Carmen Rodríguez, declaró que "La Gomera está de celebración porque hemos recibido la categoría de excelente y tendremos el compromiso firme de estar a la altura de dicha declaración".
Al acto de aprobación acudió también la viceconsejera de Sostenibilidad del Gobierno de Canarias, Guacimara Medina, quien destacó "el compromiso de La Gomera por el desarrollo sostenible" y el extraordinario valor del Parque Nacional de Garajonay".
Por su parte, el presidente insular, Casimiro Curbelo, señaló que "se trata de una ansiada consideración y de colocar a nuestra tierra en el puesto que se merece dentro de los ecosistemas internacionales. Es un reconocimiento a la realidad de la biodiversidad y un reto para preservarla en un futuro".
La Reserva de la Biosfera
Las reservas de la biosfera son lugares en los que, en concertación con las poblaciones locales, se experimentan prácticas innovadoras para conciliar la actividad humana y la conservación del medio ambiente, según la Unesco.
Las actividades desarrolladas en esas áreas se concentran en ecosistemas particulares: montañas, bosque tropical, sistemas urbanos, tierras húmedas, islas o zonas costeras y marinas.
Lanzado a principios de los años 70, el programa sobre el Hombre y la Biosfera favorece la investigación interdisciplinaria, alienta el refuerzo de capacidades y tiene como principales objetivos reducir la pérdida de la biodiversidad y tratar sus aspectos ecológicos, sociales y económicos..
Cada Reserva de la Biosfera tiene que satisfacer tres funciones básicas que se complementan y se refuerzan entre sí: función de conservación de los recursos, orientada a reforzar las acciones de conservación de los recursos genéticos, paisajes, ecosistemas y especies; función de desarrollo, que pretende establecer dinámicas que integren desarrollo humano y económico con la conservación del medio, cultura y tradiciones; y función logística, que proporciona el apoyo para la realización de proyectos de demostración, investigación, formación, seguimiento, educación ambiental y de intercambio de información, relativos a la conservación y desarrollo sostenible.
La Gomera, 7 de noviembre de 2012
En un emotivo acto celebrado en el Cabildo Insular, La Gomera recibió el 7 de noviembre de 2012 el certificado de Reserva Mundial de la Biosfera otorgado por el Consejo Internacional de Coordinación del Programa MaB de la UNESCO.
El acto fue presidido por el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, quien estuvo acompañado por el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero; el representante de la Unesco, Miguel Clüsener-Godt; la directora adjunta del Organismo de Parques Nacionales, Montserrat Fernández, y la presidenta del Consejo Científico del MaB, Marisa Tejedor.
"Todos somos conscientes de que con esta acreditación La Gomera asume un gran compromiso con el propio territorio, su conservación y su desarrollo sostenible, y somos conscientes también de que además de ser una oportunidad, nos obliga a afrontar los desafíos actuales y futuros con gran responsabilidad", señaló aquel día Curbelo.
La dimensión humana del programa MaB (Man and Biosphere)
En las Reservas la población local debe jugar un papel esencial en la toma de decisiones, participando en la búsqueda y desarrollo de formas sostenibles de explotación. Esta dimensión humana de las Reservas de la Biosfera es lo que las hace distintas y especiales, dado que la gestión llega a ser, en esencia, un pacto entre la población local y la sociedad en su conjunto. Así la población local estará mejor preparada para responder a las presiones políticas, económicas y sociales externas que podrían afectar a los valores culturales y ecológicos de la Reserva.
La figura de Reserva de la Biosfera introduce en el panorama de la conservación el hecho de considerar, no ya solo la protección de los elementos naturales existentes, ecosistemas y especies y en definitiva, diversidad biológica, sino también y con idéntico nivel de prioridad la protección de formas tradicionales de explotación sostenible de los recursos naturales, que constituyen el patrimonio cultural responsable de que, por la población local, se realice la labor de conservación del ecosistema y sus elementos.
Frente a otras figuras de protección de espacios naturales, en las Reservas de la Biosfera es esencial que la población local juegue un papel activo, participando en la búsqueda y desarrollo de dichas formas sostenibles de explotación. Las Reservas de la Biosfera constituyen por tanto, espacios de encuentro entre las políticas de conservación y de desarrollo local, de forma que la experiencia adquirida pueda extrapolarse a otros territorios.
Fuente: Lagomeraahora