Adolfo Santana / Santa Cruz de La Palma
El Consejo Insular de Caza de La Palma, dependiente del Cabildo, estableció el pasado 25 de mayo el marco de condiciones para el ejercicio de caza mayor del arruí en la isla, autorizándose esta práctica del 2 de julio al 29 de octubre, si bien el plazo se podría ampliar si no se abate lo previsto.
A mediados del pasado siglo se puso de moda en los países europeos atender la demanda de algunos de sus más conspicuos ciudadanos de importar nuevas especies cinegéticas de caza, en especial arruís y muflones.
España, a través del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), se empiezan a traer ejemplares de estos animales, procedentes de los zoológicos de Casablanca y Frankfurt y los introducen primeramente en el parque natural de Sierra Espuña, en Murcia. Sobre el inicio de los setenta llegan al norte de La Palma, donde los arruís se expanden mucho más rápido que en la Península, porque empezaron a moverse y reproducirse en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, donde está prohibido cualquier tipo de caza. Las peticiones de los ecologistas y biólogos para que la especie sea erradicada de la zona o trasladada a otro sitio, choca con los intereses de las asociaciones de cazadores de la isla, unos quinientos, agrupados en la Asociación para el Aprovechamiento del Arruí (Apaca), que proporcionan sabrosos dividendos cuando abaten arruís fuera del parque. En La Palma se estima existan al día de hoy 250 arruís y se reproducen a un ritmo de un 30% al año.
Durante el periodo hábil de caza, el Consejo Insular de Caza hará una revisión de la estimación de la población de arruís y podrá proponer una revisión al alza o a la baja del número de piezas inicialmente previstas. Una vez finalizado ese período, y de no conseguirse el objetivo de ejemplares abatidos, el Consejo solicitaría al Gobierno de Canarias la ampliación del periodo hábil de caza para alcanzar las piezas previstas en principio.
Fuente: Canarias7.es