El día arrancó muy temprano para muchos habitantes de El Hierro, que se habían acostado con la importante noticia de la aparición de dos grandes manchas en el océano que evidenciaban erupciones submarinas. Al amanecer, el peregrinar de coches rumbo a las zonas más altas de El Pinar para observar este descubrimiento era enorme ya que no querían perderse el espectáculo. Hasta los que tenían que trabajar se daban un salto a Aguachicho para observar a lo lejos las manchas, pero muy cerca de este barullo de curiosos, dos veteranos herreños de La Restinga tenían la mente en otra cosa muy diferente: la cacería.
Leer más aquí