La caza con aves rapaces se practica en Tenerife desde el año pasado
SOL RINCÓN BOROBIA
Cuando Cloe está de morros, frunce el ceño, baja la cabeza, levanta los músculos y, encima, para tensar más el momento, mira de reojo. Y, entonces, a ver quién se atreve a tocarla, si no es su dueño, Rayco Barrera Hernández, que además de dueño es su amigo, entrenador y compañero de caza. El resto, mejor que no acerque la mano.
Cloe es
un águila de Harris de cuatro meses de edad y 900 kilos de peso que
vive en un entorno natural y tranquilo de Tacoronte, a la espera de que
pueda salir a cazar y poner en práctica su magnífica habilidad.
Sin
embargo, para que eso sea posible, el Cabildo de Tenerife tiene que dar
el visto bueno al núcleo zoológico que Rayco Barrera ha montado para
sus aves. Es decir, a las instalaciones en las que viven estos animales,
que deben ser cómodas, estar bien ventiladas y saneadas y, por
supuesto, disponer de luz natural. De momento, este cetrero ya tiene un
informe veterinario que certifica las buenas condiciones del núcleo
zoológico y un estudio básico de impacto ecológico, dos trámites que le
han costado 300 euros.
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