martes, 2 de junio de 2009

LAS AVES RAPACES DE MACARONESIA

Entre los factores de amenaza que afectan a las aves rapaces nidificantes de la Macaronesia pueden citarse, de forma genérica, en el pasado, las colectas de huevos para colecciones científicas y de pollos en nido, con fines alimenticios, además de la captura de pollos y de adultos para su mantenimiento en cautividad y la caza furtiva. En el presente, adquieren una mayor importancia la destrucción y modificación del hábitat, el impacto de los tendidos eléctricos, la afección de venenos y pesticidas, las molestias en las áreas de cría y alimentación, la incidencia de ciertas enfermedades víricas y la posible hibridación de halcones autóctonos con aves escapadas de cetrería, en el caso de Canarias.
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SEMINARIO PLANETA TIERRA: CIENCIAS DE LA TIERRA PARA LA SOCIEDAD
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RUBÉN BARONE TOSCO Como es bien sabido, la Macaronesia es una discutida región (bio)geográfica compuesta por los archipiélagos de Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde, aunque desde el punto de vista biológico se incluye también una franja del noroeste de África (Marruecos atlántico, norte del Sáhara Occidental y un sector interior del Antiatlas) y, a veces, el denominado "enclave algarvo-onubense", situado en el suroeste de Portugal.
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La faunula de rapaces que puebla estas islas está compuesta por un total de 12 especies, que pueden dividirse en dos grupos generales: las rapaces nocturnas o estrigiformes, y las rapaces diurnas, incluidas en dos órdenes, Accipitriformes y Falconiformes. La mayor riqueza de especies se constata en Canarias (nueve), y la menor en Azores (dos), mientras que Madeira posee cuatro especies y Cabo Verde ocho. Además, en el caso de Canarias se ha extinguido una, el milano real (Milvus milvus), por lo que la cifra original de especies de rapaces nidificantes en estas islas era de 10. Las Azores solo cuentan con el busardo ratonero (Buteo buteo) y el búho chico (Asio otus), mientras que en Madeira están presentes entre las diurnas, además del ratonero, el gavilán común (Accipiter nisus) y el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), y dentro de las nocturnas no aparece el búho chico y sí en cambio la lechuza común (Tyto alba). En Canarias encontramos, además de todas las citadas, el alimoche común o "guirre"(Neophron percnopterus), el águila pescadora o "guincho" (Pandion haliaetus), el halcón tagarote (Falco pelegrinoides) y el halcón de Eleonora (Falco eleonorae). En Cabo Verde se hallan el alimoche, el ratonero, el águila pescadora, el cernícalo vulgar, el milano real, el milano negro (Milvus migrans), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y la lechuza común. Por último, en las pequeñas islas Salvajes solo ha criado ocasionalmente el cernícalo vulgar, aunque en la actualidad no se reconoce la existencia de una población permanente de dicha especie en las mismas. En la mayoría de los casos, las rapaces macaronésicas han desarrollado poblaciones diferenciadas morfológica y/o genéticamente de las continentales, de forma que hay un buen número de subespecies endémicas, ya sea de varios archipiélagos a la vez (por ejemplo el gavilán A. n. granti y el cernícalo F. t. canariensis, presentes en Madeira y Canarias) o de uno en particular (caso, entre otros, del milano real de Cabo Verde Milvus [milvus] fasciicauda; el "guirre" N. p. majorensis, actualmente relegado a Fuerteventura, Lanzarote e islotes; los ratoneros de cada archipiélago; el cernícalo F. t. dacotiae, de las islas orientales de Canarias; el halcón F. p. madens, propio de Cabo Verde; o las tres subespecies insulares de lechuza). Aparte de las especies nidificantes, a los distintos archipiélagos macaronésicos llegan, ya sea de forma habitual o con carácter accidental, distintas rapaces diurnas y nocturnas migratorias, tanto durante el paso prenupcial o primaveral como en el postnupcial u otoñal, e incluso hay algunas que se quedan a pasar el invierno. Entre los factores de amenaza que afectan a las aves rapaces nidificantes de la Macaronesia pueden citarse, de forma genérica, los siguientes: en el pasado, las colectas de huevos para colecciones científicas y de pollos en nido, con fines alimenticios, además de la captura de pollos y de adultos para su mantenimiento en cautividad y la caza furtiva. En cuanto al presente, adquieren una mayor importancia la destrucción y modificación del hábitat, el impacto de los tendidos eléctricos, la afección de venenos y pesticidas, las molestias en las áreas de cría y alimentación, la incidencia de ciertas enfermedades víricas y la posible hibridación de halcones autóctonos con aves escapadas de cetrería, en el caso de Canarias. A ello cabe sumar, al menos por lo que se refiere al "guirre", la intoxicación por plumbismo. En la actualidad, y pese a los esfuerzos llevados a cabo para su conservación, algunas rapaces se encuentran en grave peligro de extinción, en particular el milano real de Cabo Verde, que incluso se considera, a día de hoy, ya extinto; o el "guirre", que está siendo objeto de un proyecto LIFE centrado en la población majorera, casi la única que existe de esta subespecie insular. Sin embargo, otras muchas, como el gavilán común, el busardo ratonero, el halcón tagarote o el halcón de Eleonora, han aumentado sus poblaciones en las últimas décadas, ya sea a escala general o en determinadas islas.
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Perfil del Investigador
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Naturalista, ornitólogo y educador ambiental, ha dedicado su labor al estudio y divulgación de la flora vascular autóctona y la fauna vertebrada terrestre de la Macaronesia, con especial atención a las aves. Entre los años 1998 y 2000 participó en distintas expediciones del proyecto "Macaronesia 2000", organizado por el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, realizando viajes a Madeira y Cabo Verde. En años posteriores ha seguido visitando los archipiélagos macaronésicos, con el fin principal de estudiar la avifauna y de localizar y fotografiar plantas endémicas. Su labor profesional la ha realizado a través de distintas empresas de medio ambiente y educación ambiental y de la Delegación Territorial de Canarias de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), además de haber trabajado en la Asociación Amigos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife. Ha publicado una treintena de trabajos y notas en revistas científicas de ámbito local, nacional e internacional, además de varias decenas de artículos divulgativos. Por otro lado, es coautor de un libro titulado Los bosques termófilos de Canarias, junto a diversos investigadores del Departamento de Ecología de la Universidad de La Laguna, y ha participado en la redacción de algunos capítulos de distintas obras científicas y divulgativas sobre la naturaleza canaria. Lleva varios años coordinando el comité editorial de la revista Makaronesia, publicada por la Asociación Amigos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, y también forma parte actualmente del consejo asesor de la publicación "Rincones del Atlántico". Es socio fundador de la Asociación Amigos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, y miembro de dos sociedades ornitológicas, SEO/BirdLife y African Bird Club. Además, colabora con distintas asociaciones ecologistas y conservacionistas. Por último, en fechas recientes ha recibido el primer premio a la labor medioambiental "Piedra de los Cochinos", otorgado por el Ilmo. Ayuntamiento de Los Silos.
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Fuente: Laopinión.es
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ACEC Por la Caza y su Preservación