jueves, 9 de septiembre de 2010

OTRO AÑO MAS

Los cazadores de UNITEGA

Estimado/a cazador/a con la entrada de este nuevo mes y de un número más de Tecores queremos hacernos eco de lo que representa el comienzo de la mayor en nos nuestros montes, pero muy especialmente de lo complicado que fue conseguir llegar también a nuestros agricultores, esperando que noche tras noche nuestros jabalís no le pongan fin a una inversión costosa en la cosecha. Es probable que el retorno de los ladridos al monte y de los estruendos de nuestras armas llene de tranquilidad a nuestros vecinos/as que están a punto de cosechar el cereal, las patatas, las vides o el maíz, por desgracia se convierte también en una fecha esperada por los gestores de los Tecores y por una Administración que en la mayoría de los casos no se pronuncia y aprovecha nuestras divisiones y faltas de concreción en la determinación de objetivos básicos para el mantenimiento de la caza social tal y como la conocíamos hasta ahora en nuestra tierra.

Este es el momento de no volver a olvidarnos de los problemas que nos plantean los daños en los cultivos de las especies cinegéticas. Que el momento de entregarnos a la lujuria y pasión de la caza no nos aleje en exceso de una realidad cruda y sobre todo cuantificable.

Ahora dejamos el tiempo de recoger firmas, de escuchar y comprender a los vecinos/as afectados, de tramitar delante de la Administración medidas que puedan paliar los daños que produce la caza mayor en los cultivos, ese rato en el cual toda la gestión de nuestros Tecores dependía única y exclusivamente de la capacidad de aguante y resistencia de nuestros labradores y labradoras.

Ahora olvidamos que seguimos siendo los responsables de los daños que produce la caza mayor, que tenemos una legislación que ciertamente es la sentencia final para acabar con la caza social. Que existe un flecha que apunta directamente a nuestro colectivo cuando se pulsa cualquier teléfono de la Administración para quejarse por los daños. ¿Cuántos de nosotros colaboraríamos asociativamente con las entidades que gestionan los Tecores de tener que afrontar el coste de los daños en cultivos? ¿Cuántos de nosotros preguntamos como no existe ningún tipo de seguro que nos ampare por los daños en cultivos, al contrario que ocurre con los siniestros en la circulación viaria?

Sin duda que por el amor que le tenemos a nuestra pasión y a nuestra tierra que lo haríamos, pero ciertamente es algo a tener en cuenta cuando de asociaciones sin ánimo de lucro hablamos, y aquí es donde cualquier día nos aparecerá una sombra amparada por “figuras” cinegéticas que tienen el lucro entre sus objetivos y aplicará la selección natural delante de los practicantes de nuestra actividad que ya todos sabemos como se mide.

Ahora olvidamos que una parte muy significativa de los afectados/as por los daños, no pueden hacer efectiva ningún tipo de ayuda por parte de Administración autonómica, quien ideó un sistema de ayudas para agricultores profesionales, un sistema que al final es empleado para no poder disponer de cifras exactas y de la realidad que está suponiendo el avanzado proceso de abandono de en medio rural, lo que propicia que crezcan estas especies, pero sobre todo para lo cual es más importante, para ir tirando. Mientras se va tirando nadie se preocupa, no pasa nada, los labradores dan vueltas de un lado para otro para intentar recoger una lágrima, a veces tantas vueltas que desisten incluso de ponernos frente a frente con la Ley. A nuestro entender no podemos ser cómplices de este tipo de situación, nuestro deber es ser solidarios y tener en cuenta a la población del rural a la hora de abordar y de poner encima de la mesa este problema, para que entre todos podamos afrontar soluciones concretas y eficaces para esa especie en extinción, los labradores, y con ellos nuestro país, y para nosotros, que afrontamos la repercusión de una serie de consecuencias naturales sobre el abandono del campo y la proliferación de las especies de caza mayor como si de una estrategia de repoblación surgiéramos, como si nos habríamos olvidado de la problemática del conejo y de la perdiz roja.

En que momento los legisladores y la Administración actual van a comprender que no somos los propietarios de todos los terrenos cinegéticos, que legalmente no podemos atajar los problemas producidos por los daños, que en beneficio de toda la sociedad y de en medio ambiente no se debiera promover la extinción de estas especies, pero amigo, cuando nos aprietan y no tenemos otra salida... ¿Llegará el momento en el cual la administración y la sociedad tenga que plantearse la recuperación del jabalí, como parece tratarse ahora al lobo? ¿Para cuando seremos capaces de afrontar bis a bis y todos juntos que no podemos asumir ser los únicos responsables de los daños producidos por las especies cinegéticas? Sin duda ese será el momento en el que podamos decir que comenzamos a abordar una solución real y efectiva.

Fuente:Artículos opinión UNAC