domingo, 25 de diciembre de 2011

Un can asilvestrado

MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ | IBIZA

Rústico y primitivo, el ca eivissenc conserva una pureza genética cuyos rastros orientales se pierden en la noche de los tiempos. Es, en sentido estricto, un superviviente, un perro único y enigmático.

La mayoría de los perros de caza se limitan a rastrear, localizar la pieza y descubrirla levantarla, si es de pluma, de forma que el cazador pueda colocarla en el punto de mira de su escopeta, apretar el gatillo y abatirla: can y cazador se complementan en una acción cinegética pautada. Cosa bien distinta y también menos frecuente es cazar sin escopeta, tal vez porque el cazador lleva mal lo de convertirse en mero observador o en sólo ´guía´ que escoge el terreno y, todo lo más, azuza en su rastreo a los canes. Si exceptuamos el uso de hurones y trampas, la ´caza a diente -caça a barres- es algo que hoy pueden hacer poquísimos canes. Hubo tiempos en que los perros, todos ellos, cazaban por necesidad, para comer, como lo sigue haciendo el lobo o cualquiera de los animales que viven aún en libertad. Precisamente fue esta habilidad para la caza el motivo de que el hombre primitivo se hiciera amigo del perro y que éste, a su vez, siguiera al hombre que le proporcionaba comida, liberándole de la intemperie, del nomadismo y del esfuerzo de la caza. Pero aquel concilio del perro y el hombre fue ventajoso para éste y perjudicial para el animal, pues al domesticarse sufrió una regresión genética que le privó de algunas de las cualidades que como animal salvaje le permitían sobrevivir. En su nueva vida, bien alimentado por su amo, el perro no necesitaba cazar. Este cambio modificó su comportamiento. Desde entonces, la práctica totalidad de los perros de caza, adaptados a su nueva situación, han conservado únicamente lo que todavía se exige de ellos, el olfato y el instinto de perseguir a sus piezas. De todo lo demás se encarga el cazador, su amo, que para eso tiene la escopeta. Lo sorprendente es que el caso del podenco ibicenco es distinto, es un perro que se sale del cuadro que dibujamos.

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